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Dos actuaciones de reparación coordinadas por el Servicio de Mediación Penal de Menores de Jaén destacan el valor educativo de esta medida judicial

El pasado 21 de enero se conmemoró el Día Europeo de la Mediación, una medida de justicia restaurativa que le otorga una mayor relevancia a la víctima a través de una comunicación directa entre las partes involucradas. Se utiliza la mediación como una forma de resolución de conflictos alternativa a la vía judicial, una solución constructiva y que responde a una cultura de no confrontación en la que se logra un acuerdo de manera voluntaria entre dos o más partes, con la intervención de una persona mediadora que sea neutral e imparcial. Lo más importante es generar un espacio de diálogo y confianza, escuchando activamente lo que sucede, acompañando en el camino y ayudando a buscar soluciones.

Entre los servicios de este tipo que gestiona Fundación Diagrama se encuentra el Servicio de Mediación Penal de Menores de Jaén, dependiente de la Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública de la Junta de Andalucía, que durante el último mes ha tenido tres casos de éxito que ejemplifican el valor de esta solución judicial alternativa al internamiento. La Fundación también gestiona servicios de este tipo en las provincias de Sevilla y Cádiz.

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Reparación del edificio dañado en Los Villares

En situaciones de personas menores de edad que han cometido algún delito y se plantea este tipo de medida, uno de los factores más relevantes para que la mediación sea exitosa es la reparación directa del daño. En este caso, dos de los chicos limpiaron unas pintadas ofensivas que habían hecho en las vallas exteriores del Instituto de Educación Secundaria ‘Az-zait’ de Jaén; mientras que el otro joven reparó, con la ayuda de un albañil, una puerta que había roto en un edificio propiedad del Ayuntamiento de Los Villares, ayudando además a arreglar el tejado del local. Las familias de estos adolescentes se encargaron de pagar los materiales que se utilizaron en estas actuaciones.

En este proceso se ha mantenido una alta implicación de las familias y se ha reforzado educativamente el comportamiento reparador como esencial tanto para la convivencia en la comunidad como para su propio desarrollo personal.