El compromiso con la sociedad y la ayuda a colectivos en situación de necesidad son pilares básicos de la misión de Fundación Diagrama, por lo que, además de la labor social que llevamos a cabo a través de todos los centros, programas y servicios que gestionamos, periódicamente colaboramos con otras entidades e iniciativas solidarias que contribuyen a mejorar el bienestar de las personas. En este sentido, desde hace años la Fundación participa en las campañas que el Banco de Alimentos organiza en distintas provincias, bien realizando donaciones de productos de primera necesidad, bien a través de acciones de voluntariado.
Los pasados días 25 y 26 de noviembre tuvo lugar la última recogida de alimentos de esta entidad, bajo el lema ‘Comer no puede ser un lujo’, y en ella colaboraron como voluntarios tanto profesionales como chicos y chicas jóvenes atendidos por Fundación Diagrama en las provincias de Huelva, Melilla y Gran Canaria. En concreto, se apuntaron a la iniciativa el centro de día ‘La Botica’ de Huelva, dependiente de la Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública de la Junta de Andalucía; el centro educativo 'Ciudad de Melilla', dependiente de la Consejería del Menor y la Familia del Gobierno de la Ciudad Autónoma; y el Centro de Ejecución de Medidas en Medio Abierto 'Inagua' de Las Palmas, dependiente de la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno canario.
De esta forma, sendos grupos formados por personal de estos centros y jóvenes atendidos en ellos acudieron a distintos supermercados de sus respectivas ciudades para colaborar en la recogida de alimentos no perecederos, informando al público sobre cómo realizar aportaciones a la campaña y registrando las donaciones. Posteriormente ayudaron a clasificar los productos cuando llevaron las cajas de donativos que habían recopilado a los almacenes del Banco de Alimentos en sus respectivas localizaciones.
A través de este tipo de iniciativas no solo se realiza una valiosa aportación al bienestar de miles de personas y familias desfavorecidas, sino que se transmiten valores muy positivos a los chicos y chicas atendidos: la solidaridad, la empatía, el compromiso con los demás, la participación social, la colaboración altruista, etc. Además, se les sensibiliza sobre la situación de las personas que reciben esta ayuda, haciéndoles conscientes de las dificultades que atraviesan para que se conviertan en agentes del cambio de esta realidad hacia otra más justa e igualitaria.