El Programa ‘Orienta Familias’ de orientación e intervención psicoterapéutica para familias vulnerables que presentan conflictividad familiar, desarrollado por Fundación Diagrama en Andalucía y financiado por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad andaluza con cargo a la asignación tributaria del IRPF, busca promover relaciones positivas en familias que se enfrentan a conflictos y violencia filioparental. Esto se hace a través de la adquisición de pautas y herramientas educativas, la intervención sobre los comportamientos agresivos de las personas menores y la restitución de unas dinámicas familiares adecuadas, libres de violencia y basadas en el afecto y la convivencia.
A lo largo de 2024, el equipo del Programa ‘Orienta Familias’ ha atendido a un total de 177 niños, niñas y adolescentes (113 chicos y 64 chicas), así como a 349 padres, madres y personas adultas del entorno familiar (199 mujeres y 150 hombres). Todas estas personas han sido derivadas por los Servicios Sociales de la Dirección General de Infancia, Adolescencia y Juventud o de las Delegaciones Territoriales de la Consejería, así como por recursos educativos públicos o privados y entidades sociales que trabajan en este ámbito.
El programa comienza con una entrevista en la que se recaba información sobre la situación familiar y se incide en la necesidad de compromiso por ambas partes, trabajando en primer lugar la empatía y la motivación al cambio y especificando los cambios esperados durante el proceso. Se realiza asimismo una evaluación psicosocial integral a través de entrevistas individuales, pruebas psicológicas y observación de los factores de riesgo y protección para la violencia filioparental, así como las dinámicas familiares. Entre estos factores, se valoran posibles problemas de salud mental o de consumo de sustancias, por si es precisa la derivación a otros recursos específicos.
En base a esta evaluación, se diseña un plan de intervención personalizado para el tratamiento de la persona agresora y su familia, que se divide en dos bloques: por un lado, la intervención motivacional, donde se reduce la resistencia al cambio y se fomenta una percepción realista del problema; y, por otro, la intervención psicoterapéutica, que incluye terapia individual con la persona agresora para reducir o eliminar conductas violentas, terapia individual con padres, madres o personas cuidadoras, y terapia familiar enfocada a corregir patrones relacionales disfuncionales y mejorar la convivencia. Tras esta intervención, se implementan estrategias para prevenir recaídas tanto con la persona agresora como con su familia, consolidando los avances logrados durante el proceso.
Los resultados del programa han sido muy positivos, logrando reducir significativamente los factores de riesgo para las conductas desadaptativas que han provocado la situación de conflicto, mejorando los estilos educativos parentales y logrando restablecer una dinámica sana y positiva en el seno de las familias que participaron en esta iniciativa.