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11 jóvenes usuarios y usuarias del SIMA de Córdoba aprenden a gestionar emociones a través de un taller de competencias psicosociales

Los pasados 27 de enero y 3 y 10 de febrero, un grupo de 3 chicas y 8 chicos atendidos por Fundación Diagrama en el Servicio Integral de Medio Abierto (SIMA) de Córdoba, dependiente de la Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública de la Junta de Andalucía, asistieron a un taller de competencias psicosociales en el que se abordaron  distintas estrategias y técnicas de gestión emocional y control de impulsos.

La primera sesión comenzó con una introducción teórica en la que se explicaron los conceptos fundamentales sobre qué son los impulsos, los tipos que hay y la importancia del autocontrol. También se expusieron ejemplos y situaciones cotidianas, promoviendo una participación activa y abierta a compartir experiencias y pensamientos, para ayudar a las personas participantes a identificar cómo los impulsos pueden influir negativamente en sus comportamientos.

En la segunda sesión se introdujeron diversas estrategias prácticas para el control de impulsos: técnicas de respiración, mindfulness, reestructuración cognitiva y el uso de pausas antes de actuar. Posteriormente se simularon situaciones donde debían tomar decisiones reflexivas ante un conflicto, realizando ejercicios y dinámicas para poner en práctica lo aprendido y pensar en las consecuencias de sus acciones antes de responder de manera impulsiva.

El taller culminó con una reflexión sobre la implicación de las emociones en los impulsos. De forma grupal, las personas participantes llevaron a cabo la actividad ‘Escucha a tu impulso’, donde compartieron sus experiencias y su propia autoevaluación; y el juego denominado ‘Torre de control’, cuyo objetivo es desafiar la paciencia, ya que la construcción de una torre con bloques exige realizar la acción sin apresurarse. Finalmente, se generó un espacio para preguntas y comentarios con la intención de reforzar los conocimientos y herramientas adquiridos por el grupo de jóvenes, y motivarles a seguir trabajando en su desarrollo personal a largo plazo.

La actividad ha tenido un gran impacto en las personas participantes, que han reflexionado sobre sus acciones y han aprendido a controlar las emociones en situaciones complicadas, favoreciendo así relaciones más saludables. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto que la realización de formaciones y actividades que ayuden a las personas jóvenes a desarrollar habilidades emocionales y sociales consigue mejorar su capacidad para tomar decisiones responsables y prevenir conductas violentas o delictivas, reduciendo así la probabilidad de reincidencia y fomentando su autoconfianza y reintegración social.