La familia y las relaciones dentro de ella son factores muy importantes para la socialización de las personas jóvenes, ya que en el núcleo familiar se define gran parte del carácter, personalidad y valores de los niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, estos procesos de socialización no siempre llegan a ser satisfactorios debido a los conflictos intergeneracionales que suceden entre jóvenes y progenitores que, en ocasiones, llegan a extremos violentos. Debido al aumento de situaciones de violencia filioparental, surge la necesidad de implementar estrategias de intervención que aborden los conflictos en las dimensiones personal y familiar, ofreciendo una respuesta adaptada e individualizada a cada caso particular y contribuyendo a la reducción de estas situaciones o de su gravedad.
En este sentido, Fundación Diagrama ha desarrollado en Santander una nueva edición del Programa ‘Orienta Familias’ de orientación e intervención psicoterapéutica para familias que presentan conflictividad familiar, que ha atendido a 24 familias a lo largo del año 2024 (en total, 63 personas que incluyen a 16 chicos y 9 chicas menores de edad con problemas de conducta). El programa está financiado por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales a través de la convocatoria de subvenciones a programas de interés general con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del IRPF.
Esta iniciativa busca promover las relaciones positivas y facilitar pautas y recursos a las familias que se enfrentan a situaciones de conflictividad generadas por las interacciones entre sus miembros. Se trata, por tanto, de modificar el comportamiento agresivo de los chicos y chicas jóvenes y de superar los efectos postraumáticos de la violencia sobre los miembros de la familia que han sido víctimas de ella, restituyendo así la relación familiar.
El programa se centra en prestar una atención integral a todas las personas que comienza con una evaluación de la unidad familiar, para posteriormente desarrollar acciones de intervención psicoterapéutica individual con las personas jóvenes y con los padres y madres, así como intervención grupal con toda la familia. Entre los resultados observados, todas las familias participantes han reducido el riesgo de violencia, mejorando el estilo educativo de la unidad familiar.