Durante las últimas semanas de abril, los centros y programas socioeducativos gestionados por Fundación Diagrama en distintas comunidades autónomas han realizado numerosas actividades culturales y de convivencia relacionadas con el Día del Libro, que se celebra el día 23. Todas ellas han buscado acercar la literatura y la creatividad a los chicos y chicas jóvenes atendidos de una forma lúdica y entretenida, promoviendo además su integración en la comunidad y su expresión emocional.
Entre las iniciativas más destacadas, quince personas jóvenes de la residencia de acogida para niños, niñas y adolescentes con problemas de conducta 'Campanar' de Valencia, de titularidad de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, compartieron una jornada con Mª Lluisa Gea y Enric Valor, nieta e hijo respectivamente del autor de rondallas Enric Valor. En un entorno lúdico y divulgativo, los jóvenes pudieron conocer la vida y obra de este escritor valenciano a través de anécdotas y recuerdos, así como con un kahoot sobre este género y autor.
Por su parte, los jóvenes migrantes atendidos en el Servicio de Primera Acogida y Atención Integral ‘Ebre III’ de Freginals (Tarragona), dependiente de la Direcció General d’Atenció a la Infància i Adolescència de la Generalitat de Catalunya, pudieron disfrutar de las distintas actividades de ocio organizadas por el Ayuntamiento de la localidad con motivo de Sant Jordi, que incluyeron desde torneos de fútbol y birles hasta un mercadillo literario, además de un almuerzo que pudieron compartir con los vecinos y vecinas del pueblo y en el que se pudieron sentir totalmente integrados en la comunidad.
Cabe destacar también la iniciativa del centro educativo juvenil ‘La Cañada’ de Fernán Caballero (Ciudad Real), dependiente de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Castilla-La Mancha, donde los chicos y chicas elaboraron relatos propios donde describían las sensaciones que recordaban cuando alguien les contaba un cuento o una historia durante su infancia. Con ello no solo se desarrollaba su expresión emocional, sino también sus competencias lingüísticas y su creatividad, algo en lo que se siguió trabajando con otra actividad en la que debían describir su libro favorito y dibujarle una carátula.