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Emilio Fernandez, director del Centro El Limonar

Emilio Fernández es licenciado en Psicología y Especialista Universitario en Justicia de Menores por la Universidad de Sevilla. Actualmente es el director del Centro de Internamiento de Menores Infractores ‘El Limonar’ de Fundación Diagrama, dependiente de la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía y ubicado en Alcalá de Guadaíra (Sevilla).

- ¿Qué te hizo interesarte por la atención a menores en conflicto con la ley?

Desde muy joven sentí la necesidad de ayudar a aquellos a los que la vida no había ofrecido las mejores oportunidades, y así comencé a trabajar en barrios marginales de Sevilla con grupos de jóvenes, para más tarde llegar a vivir con ellos en pisos y hogares, lo que supuso un salto cualitativo en mi compromiso. Esta realidad me hizo sentir la necesidad de formarme y ser más útil en toda esta labor, y así comencé a estudiar psicología.

Cuando acabé mis estudios, mi inquietud por ayudar a los más desfavorecidos me llevó a buscar trabajo en los centros de reforma, donde por aquel entonces solo aquellos que teníamos mucha vocación apostábamos por estos jóvenes. Al poco tiempo, en 1995, comienzo a trabajar en Fundación Diagrama, concretamente en el Centro “La Jara”, de Alcalá de Guadaíra.
 

- ¿Y cuando llegas al centro ‘El Limonar’?

En “El Limonar” comencé a trabajar como subdirector en el año 2001, después de varios años trabajando en “La Jara” en diferentes puestos. Fue justo durante la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/2000, reguladora de la Responsabilidad Penal del Menor. Fueron momentos complejos, pues había que llevar a la práctica esta nueva legislación, y hubo que hacerlo desde el día a día de cada centro. Con el paso del tiempo y el buen hacer de todos los profesionales de Fundación Diagrama, entiendo que hemos conseguido hacer un buen trabajo con los menores y consolidar un modelo educativo que realmente funciona. En 2011 asumí la dirección del Centro, puesto que ocupo desde entonces.


- ¿Cuál consideras que ha sido tu principal aportación como director del centro?

En el Limonar, como en todos los Centros de la Fundación, tenemos la idea de que nuestro quehacer diario debe ser un trabajo de calidad que facilite a los menores la posibilidad de transformar sus vidas. Yo he querido fomentar en el equipo humano del Centro que todos creamos firmemente en la capacidad que tenemos de transformar las vidas de los menores que atendemos. Quiero que cada profesional descubra que brindarles a estos chicos la posibilidad de que elijan otra manera de hacer las cosas no solo da sentido a nuestro trabajo, sino también a nuestras propias vidas. Que cuando venimos diariamente a trabajar a nuestro Centro, lo que hacemos tiene un gran valor humano y que merece mucho la pena. Entiendo que en la medida en que descubrimos lo importante de nuestra labor, más nos animamos a seguir formándonos como profesionales y a seguir dando lo mejor de nosotros mismos. En definitiva, pretendo que el equipo crea en la labor que realiza, en su esfuerzo diario y en la necesidad de formarse continuamente, porque ello redunda en un trabajo de más calidad tanto en lo técnico como en lo humano, y en una mayor posibilidad de ayudar a los jóvenes.


- Por lo que nos estás comentando, parece que el equipo humano ocupa un lugar preferente en el proyecto del Centro.

Dentro de las responsabilidades que me atañen como director, todos los años me marco como uno de mis objetivos que la gente sea feliz mientras desarrolla su trabajo, y eso es algo que saben muy bien mis compañeros de dirección. Puede sonar extraño o ingenuo como objetivo, pero es evidente que cuando conseguimos crear un buen ambiente de trabajo, que la gente se sienta feliz, apoyada y relajada mientras realiza sus tareas, eso redunda en beneficio de todos, trabajadores y menores. A esto, hay que añadirle lógicamente la formación continua del personal y facilitar el acceso a los cursos y jornadas que puedan ser de interés para nuestra labor. Y sobre todo escuchar, escuchar mucho lo que dice cada miembro del equipo, porque ese dialogo sirve para avanzar, mejorar e incluso innovar en nuestro quehacer diario. En esta línea, intentamos todos los años traer al Centro a personas que nos puedan ofrecer puntos de vistas interesantes sobre algún área formativa relacionada con nuestro trabajo.
 

- ¿Qué programas y talleres se llevan a cabo en el centro?

Además de la formación académica reglada propia de la escolarización de los chicos, actualmente realizamos tres talleres de formación prelaboral: de jardinería, mantenimiento y cerámica. Llevamos a cabo igualmente el Programa de Competencia Psicosocial Jabato, el Programa Senda de participación familiar y el Programa Abarca para el tratamiento de la violencia filioparental, desde el que se trabaja terapéuticamente tanto con el menor como con su familia. A estos programas y talleres hay que añadir todo el trabajo que se lleva a cabo con los menores a través de los recursos externos al Centro, que son claves para la reinserción social del menor.


¿Qué papel juegan esos recursos externos en la labor que se lleva a cabo con los menores?

Tenemos claro que para la plena integración de los jóvenes, es fundamental ir trabajando paulatinamente con recursos del entorno. Y dentro de esta vía de trabajo, primar por encima de todo el aspecto formativo. Si conseguimos que un menor se preocupe por su formación, tendremos un menor más motivado y preparado para solucionar y superar los problemas que le han traído al Centro. Actualmente tenemos 18 menores matriculados en distintos centros educativos y niveles de enseñanza. Además, los resultados académicos cada vez son mejores, con el refuerzo tan importante que supone esto, ya no solo para el menor, que es lo más importante, sino también para las familias de los jóvenes y para nosotros como profesionales que trabajamos con ellos. Es difícil explicar aquí con palabras el gran efecto positivo que esto produce en nuestro Centro.


A raíz de esto que nos estás explicando, ¿Cómo dirías que aborda el equipo del centro el proceso de integración social de los menores?

Partimos de la base de que el menor va a volver a la realidad social de la que forma parte, y que por tanto hay que prepararlo de forma adecuada para su vuelta a esa realidad. Los avances, tanto en el menor como en sus familias, son paulatinos, y los permisos y salidas son una herramienta básica para conseguir una evolución apropiada, por lo que se analiza de forma exhaustiva ese proceso en el que el menor vuelve poco a poco a su familia y a su entorno.

Una vez que se dota a los menores de los conocimientos, las habilidades y las herramientas necesarias para que los menores puedan valerse por sí mismos en su realidad social, laboral y familiar, ese proceso de integración lo afrontan con muchas posibilidades de éxito. Es fundamental recordar siempre que no podemos caer en el error de preparar al menor para un contexto social que no es el suyo, sino dotarlo de la capacidad para que él mismo vaya modificando su propia realidad a raíz de lo que va descubriendo durante el tiempo que está con nosotros, y que cuando se enfrente a una posible situación difícil, lo afronte de forma adecuada, positiva y constructiva.
 

¿Y con los menores que están en el centro por maltrato familiar, cómo se trabaja?

Aquí el problema es otro. A veces hay aspectos comunes, pero el perfil de los menores que cumplen una medida judicial por haber ejercido algún tipo de violencia hacia sus padres y el del resto de menores infractores es distinto. Es una realidad diferente, y por tanto, también tiene unas necesidades distintas que cubrir. Esto fue lo que nos hizo poner en marcha el Programa ABARCA. Con él intentamos reorganizar y reorientar todo el sistema familiar del menor. Pretendemos ofrecerles a las familias la posibilidad de que vuelvan a funcionar como tal, así como compensar todo el daño y el sufrimiento que se ha ido generando, tanto en el menor como en sus padres. Para ello llevamos a cabo cinco tipos de sesiones terapéuticas: sesiones individuales con el menor, sesiones individuales con la familia, sesiones conjuntas con el menor y con la familia y sesiones de grupo, tanto de los menores como con los padres. El objetivo final es que cuando el menor vuelva a su casa, lo haga para formar parte de una familia que ha aprendido a convivir, a hablar, a relacionarse de una forma adecuada y alejada de todo tipo de violencia o conducta agresiva.

- ¿Qué papel juegan las familias en el programa socioeducativo de sus hijos?

El papel de las familias es fundamental para nuestro trabajo. Son los colaboradores necesarios. Además del trabajo terapéutico que hacemos con las familias del programa Abarca en particular, con todas las familias en general se trabaja directamente. Intentamos que comprendan la labor que vamos a realizar con sus hijos, qué papel tan importante juegan ellos en este trabajo, y cómo deben implicarse para que consigamos nuestro objetivo, en este caso común, de rehabilitar a sus hijos. Además, a medida que avanzamos en el proceso del menor, esa implicación es cada vez más importante con ellos, ya que se convierten en los testigos de los cambios producidos en el menor, y que podemos ir observando en los permisos y salidas de fin de semana. Con su colaboración podemos evaluar en qué aspectos del menor debemos incidir más para ir preparando con éxito la reinserción del menor. Las familias deben convertirse en la extensión del Centro cuando sus hijos están fuera del mismo, y para eso tenemos que prepararlos, algo que se hace fundamentalmente desde el equipo técnico del Centro.


- ¿Qué aporta la filosofía de trabajo de Fundación Diagrama a este proceso?

Tenemos que tener clara una idea básica: Diagrama es el andamiaje que posibilita todo nuestro trabajo con los menores. Es la estructura de base, las ideas, los motivos, la misión es algo conjunto, de todos los que estamos en la Fundación. Sin el trabajo de todos los profesionales de Diagrama, el que desarrollamos en cada centro no es posible. Después de veinte años trabajando en nuestra Fundación, creo que no se puede separar la filosofía de trabajo de Diagrama del proceso de integración que siguen los menores y en este caso, del proyecto en el que trabajo con todo mi equipo en “El Limonar”. La filosofía de la Fundación y la del Centro son una misma cosa. Compartimos los mismos fines y objetivos. Nos motiva y nos mueve lo mismo. La vida de estos menores, no solo merece la pena transformarla, sino que también es posible, y que tenemos la obligación moral de intentarlo.


- ¿Qué proyectos de futuro tiene el equipo del centro?

Hay aspectos en los que el Centro tiene que seguir profundizando. Para Diagrama es muy importante seguir aprendiendo, mejorando e innovando en todo lo que hace, y en el Centro es lo mismo. Además para nosotros este aspecto de mejora e innovación es especialmente importante en la problemática de la violencia filioparental. Nos encontramos en un proceso de mejora continua de las sesiones terapéuticas y de la mejora del trabajo en equipo, de forma que las respuestas de actuación con las familias puedan ser cada vez más eficaces.

Por otra parte también estamos avanzando en el voluntariado de los menores, que colaboran por ejemplo con enfermos de Alzheimer. Entendemos que este tipo de trabajo puede producir efectos muy positivos en nuestros chicos.

Y en el otro aspecto en el que siempre estamos trabajando, es en la mejora y ampliación de los medios y recursos formativos y educativos de los que disponen los chicos, de forma que se ajusten a sus necesidades y les permitan el correcto desarrollo de sus estudios.

- ¿Algo más para terminar?

No me gustaría terminar sin unas palabras de agradecimiento a todos los profesionales de Fundación Diagrama y sobre todo al equipo humano del Centro “El Limonar”. Sin ellos nada de todo esto sería posible.